Pilvi sabe que entre más ligera ande más fácil puedo elevarme, nada que pese, nada que me ate al suelo, que pueda subir como una nube y ser libre, que yo suba tan alto como quiera, que me eleve a mi estado ideal, que vuele libre, que levite en plenitud, que me sienta mejor que nunca, no importa mi forma, las nubes son nubes de mil y una formas, no importa lo que esté viviendo, las
nubes llueven duro o están en los días soleados, y siguen siendo nubes.
Pilvi me recuerda que la perfección es un peso que nadie merece cargar, que el “qué dirán” es una correa que aprieta mucho, todo el mundo tiene algo qué decir sobre cómo podríamos ser perfectas pero nadie tiene la menor idea de lo que dice, las únicas palabras que me interesan son las que habla mi intuición o las que vienen de la voz de alguien que celebra mi libertad, las palabras más importantes son las que digo, porque las que callo me ahogan, son una gargantilla que me ahorca… aunque bueno, siendo honesta, y no vayas a pensar que soy rara o algo así, pero reconozco que no todo lo que ahorca me choca, una mano en mi cuello en medio de un beso agitado nunca llega mal. Pero es la única forma, no quiero nada más que me ahorque, nada, insisto, nada, nada que me prive de respirar este mundo al que vine a caminar libre. Y bueno
quizás sí soy rara, al fin y al cabo, ¿quién es normal?. Soy libre de no ser normal, de ser yo, soy libre de volar, soy libre de navegar las aguas de mis emociones, soy libre de correr descalza sobre la tierra y soy libre de abrazar las llamas de los fuegos que me mantienen viva. No soy perfecta, no soy ni puta ni santa, no soy la versión ideal en la mente de nadie, soy simplemente un alma que decidió que el único peso que quiere cargar es el de mi cuerpo, si pudiera andar desnuda lo haría, pero por ahora me conformo con andar con la tela que menos pese, vestir el resorte que menos apriete, pasearme con el estómago lleno de helado y el corazón vacío de culpa, quiero gritar tan duro como tenga que hacerlo para vaciarme de todas las opiniones que he venido recogiendo, las
expectativas de la gente son para sacarlas del equipaje y andar ligeritas, hacer lo que queramos, ser dueñas de nuestros pasos, bajarnos de los tacones para descansar o subirnos en ellos para caminar duro, pero insisto, ser dueñas de nuestros pasos, nadie me dice qué ponerme y qué quitarme.

Pilvi es mi mejor amiga, la voz en mi interior, la que me recuerda que seré hermosa cuando sea libre, seré mi mejor versión cuando ande ligerita, quienes me amen me amarán en libertad, como quien disfruta de ver una flor en el campo y no la quiere cortar, como quien nada entre peces y no los quiere pescar, como una nube que no tiene rumbo, pero siempre sabe que está donde tiene que estar. Somos las almas que no cargan peso, las nietas de las brujas a las que les quedó pendiente liberar toda su magia, el poder de lo sutil, del agua que transforma las montañas con la paciencia del tiempo, la sutileza de la palabra que transforma hasta las peores intenciones, somos la voz de la luna, somos el alma cantando y bebiendo champaña, somos las madres de un mundo libre, Pilvi y yo somos una sola, un solo deseo de libertad.